Organiza un charla

En este blog hay disponibles múltiples recursos que te servirán para organizar una charla o jornada sobre la explotación reproductiva en tu asociación, centro educativo, centro de salud, etc. Algunos de los recursos que pueden ser de utilidad son:

PD: Si quieres compartir tus recursos en este blog no dudes en contactarnos.


Charla: «Los cuerpos de las mujeres no se venden»- Ángela Escribano

Os compartimos la presentación de la conferencia «Los cuerpos de las mujeres no se venden», impartida por Ángela Escribano»el pasado 7 de marzo en el marco de las actividades organizadas por el Ayuntamiento de Ontinyent para conmemorar el Día Internacional de la Mujer.

Ángela escribano es experta en políticas de igualdad y género y pone a disposición este material para que cualquiera pueda utilizarlo.

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Charla: Explotación Reproductiva y Mercado de Bebés- Ana Trejo Pulido

Noviembre 2017

Os comparto el texto de la charla (en formato web, .doc y .pdf) que impartí el pasado 23 de noviembre  de 2017 en Almendralejo con motivo del día Internacional de Eliminación de la Violencia contra la Mujer, organizada por la Asociación Amiga 1936. Pongo a disposición este documento, y la presentación correspondiente, para que cualquier persona que quiera organizar una charla en su asociación, pueblo, centro educativo, etc, pueda utilizarlo libremente.

Yo que vengo de la cultura del software libre y el conocimiento abierto no podía hacer menos, y lo que deseo de corazón es contribuir a crear conciencia social con respecto a esta práctica aberrante para las mujeres y las criaturas.

Al final del texto tenéis algunas referencias, pero no puedo dejar de citar aquí a algunas de las mujeres de las que he aprendido mucho en los últimos meses mientras investigo, informo y denuncio la explotación reproductiva y el mercado de bebés. Gracias especialmente a Ibone Olza, María José Guerra Palermo, Alicia Puleo, Laura Nuño, Kajsa Ekman y Ana de Miguel y a mis compañeras de Stop Vientres de Aquiler: Inma Guillem, Berta García y Vanessa Pujades.

Ana Trejo Pulido, feminista, socióloga y creadora de Stop Vientres de Alquiler.

Agradecimientos a Asociación Amiga 1931 y a asistentes.

Como mujer, hija, madre y feminista no tendría mucho que decir ante esta barbaridad de los vientres de alquiler que nos están metiendo por los ojos los medios de comunicación y algunos partidos políticos, alentados por un par de asociaciones pro vientres de alquiler, como si realmente fuera un problema de actualidad.

No diría mucho sobre este tema, más que, igual que no se mata, no se viola, no se agrede* … no podemos comprar bebés y no podemos pedirles a las mujeres que tengan criaturas para que nos las regalen o las vendan.

*Nota: Destacar que por desgracia en que en el actual estado de misoginia y sexismo, de rearme y endurecimiento del patriarcado estos principios básicos también han de ser recordados una y otra vez.

Y esto es así, porque las mujeres no parimos “algo”, parimos a “alguien”. Y mientras que si puedes comprar, o aceptar como regalo “algo”, no puedes comprar o aceptar como regalo a “alguien”.

Afirmar esto debería ser suficiente; sin embargo, voy a desarrollar una argumentación más extensa en contra la práctica de los vientres de alquiler.

Desde hace más de 60 años se ha ido configurando a nivel mundial un potente y lucrativo mercado ilegal de bebés, sustentado en la explotación sexual reproductiva de mujeres empobrecidas a través de tres mecanismos básicos: el robo de niñas y niños, las adopciones forzadas y las granjas productoras de bebés.*

*Nota: Ejemplos: robo de niñas y niños: España, Argentina. Adopciones forzadas: Australia, Estado ha resarcido a víctimas. Granjas productoras de bebés: Nigeria, 2015

A este ilícito mercado internacional de criaturas se suma desde hace unas décadas la práctica de los vientres de alquiler que añade a todo lo anterior la posibilidad de fabricar niñxs a la carta, con la propia herencia genética, o la seleccionada a gusto del cliente, y el control de calidad de la mercancía humana.

Lo que tienen en común estas prácticas es que una mujer es utilizada como útero fábrica para engendrar una criatura que le es arrebatada. En todos se comercia con un bebe.

¿Qué es lo que cambia con la maternidad subrogada? Pues lo que explica muy bien la filósofa feminista Ana de Miguel cuando dice que hemos pasado del patriarcado de la coacción, al patriarcado del consentimiento.

Y de una violencia explícita a otra violencia, sutil, consentida e implícita que es la que lleva aparejada la aceptación de la explotación reproductiva como legítima sobre la creencia errónea de que la libertad de las mujeres consiste en ceder la soberanía de nuestro propio cuerpo al mercado.

Mientras que el robo de bebés, las adopciones forzosas y las granjas de criaturas se reconocen como ilegales y un atentado a los DD.HH, la denominada maternidad subrogada puja por dibujarse en nuestro imaginario como técnica reproductiva y derecho reproductivo, pero que no nos engañen, es más de lo mismo y deberíamos sentir el mismo horror y repugnancia.

Lo que nos jugamos en el debate de la maternidad subrogada no es una cuestión baladí, sino un ataque mayúsculo a la soberanía sobre el propio cuerpo de todas las mujeres y la posibilidad de abrir la puerta, no sólo al tráfico de niños y niñas, sino también al de órganos y otros tejidos corporales que, afortunadamente, habían quedado fuera del mercado.

Los vientres de alquiler son un negocio que se nutre de la situación de necesidad de las mujeres empobrecidas. Estamos hablando de toda una industria que se sostiene sobre la mercantilización y la explotación reproductiva de mujeres a escala internacional. Los ricos compran, las pobres venden.

Antes de avanzar quiero haceros una pregunta ¿Cuántas de vosotras pasaríais por un embarazo, con todo lo que conlleva, para después entregar ese bebé a una pareja desconocida, que vive a miles de kilómetros?

Bien, muchas gracias.

Y ahora, cuántas de las que estáis aquí, ¿haríais cualquier cosa por vuestros hijos e hijas, en caso de necesidad?

Bien, pues de esto va la maternidad subrogada. De feminización de la pobreza, de la posición de subordinación, sumisión, sacrificio, abnegación y necesidad en que nos sitúa el capitalismo y la cultura patriarcal a las mujeres para que pongamos en el mercado nuestro cuerpo-vagina, a través de la prostitución y ahora nuestro cuerpo-útero a través de los vientres de alquiler.

(DIAPOSITIVA 2) Lo que nos muestran los medios de comunicación

Los medios de comunicación presentan la maternidad subrogada como una forma, una técnica para tener hijxs y no como una manera de perderlos, pero es esto, precisamente, lo que diferencia la subrogación de cualquier otra forma de reproducirse.

La perspectiva ofrecida por los medios de comunicación es generalmente la de los compradores; sus sentimientos y sus deseos, que son planteados como “necesidades”. Las madres siguen siendo anónimas, como si fueran trabajadoras en una fábrica de bebés.

Así es como se nos muestra el asunto en revistas y programas, en los debates que se están emitiendo en la televisión pública y en los que se están dando en nuestras universidades, promocionando una práctica que está prohibida en España y vendiéndonos la moto de que hay una demanda social.

Pero ¿sabéis una cosa? la realidad es que no hay demanda. Frente a los 3.095.206 nacimientos registrados en España en los últimos siete años, sólo hubo 979 inscripciones de bebés nacidos por subrogación, lo que representa el 0’031% del total.*

*Nota: El Gobierno cifra en 979 los hijos inscritos desde 2010 por gestación subrogada. La cifra dista sensiblemente de las estimaciones de asociaciones y agencias partidarios de esta práctica, que calculan que cada año son entre 800 y 1.000 niños https://politica.elpais.com/politica/2017/11/08/actualidad/1510169780_776827.html ACTUALIZACION 29/11/17: http://www.cuatro.com/noticias/sociedad/Notarios-Congreso-filiacion-gestacion-subrogada_0_2475376144.html

La maternidad subrogada NO es una técnica para tener bebés, de hecho ninguna gestación lo es.

Es un proceso muy agresivo sobre el cuerpo de una mujer.

Se somete a una mujer en edad fértil a un tratamiento de reproducción asistida con el objeto de que geste un embrión ajeno y traiga al mundo un bebé por encargo.

Las personas que desean formar una familia a través de contratos de gestación subrogada tienen un deseo muy específico. No les es suficiente adoptar a un bebé, o criar a una niña o niño más mayor. Lo que desean es una criatura con su propia carga genética y sobre la que tener la custodia en exclusiva.

Esto no es sólo deseo de criar un hijo o hija, sino que exige que la madre que gesta y da a luz desaparezca, y con ella, su derecho de filiación, que es el derecho de la mujer que ha parido a ser reconocida como madre, y que es un derecho que a las mujeres nos ha costado mucho conseguir.

La renuncia a ese derecho se produce incluso antes de estar embarazada, a la firma del contrato. Y en estos contratos se atribuye la paternidad/maternidad a los comparadores.

La madre es borrada y de ella no quedará ni rastro en la biografía, violando el derecho de la mujer a ser reconocida como madre y el de la criatura a conocer la identidad de la misma.

Esto no pasa, por ejemplo, cuando una mujer entrega a su hijo en adopción, porque en ningún momento la adopción supone la renuncia total y absoluta al reconocimiento como madre y a los derechos que de ello se derivan. 

Los contratos de vientres de alquiler exigen una renuncia absoluta a los derechos fundamentales que la ley española considera nula. Como nulos son los contratos de esclavitud.

DIAPOSITIVA 3 Cómo se vende el tema en la ferias de maternidad subrogada que se celebran en España a pesar de ser una actividad prohibida. Criaturas preciosas y felices, aunque los clientes en su mayoría son parejas heterosexuales (70%) frente a parejas homosexuales (30%), la estrategia de marketing apunta especialmente al colectivo gay. La madre está ausente en esta publicidad.

Al eliminar a la madre, física y simbólicamente, la gestación subrogada cosifica y reduce el trabajo reproductivo de las mujeres a una forma de trabajo alienado y deshumanizado.

Obliga a la madre a reprimir el vínculo maternal que siente por la criatura y que tiene una base biológica, y le pide primero, que renuncie a su capacidad de interpretar y controlar el significado de su trabajo reproductivo y después, que desaparezca de escena.

Desde que la mujer firma el contrato, un contrato redactado en un lenguaje jurídico difícil de entender y normalmente en un idioma diferente al de la madre, y hasta el momento en que la mujer pierda a su criatura, la mujer tendrá que repetirse una y mil veces; mientras se somete a duros tratamientos de reproducción asistida y controles de calidad, mientras ve crecer su barriga, siente a su bebé moverse, y se le priva de la autodeterminación y soberanía sobre su cuerpo, como digo, tendrá que repetirse para soportar todo este proceso:

«Este bebé no es mi hijx, yo sólo soy una incubadora, el bebé no me pertenece, el bebé no es mi criatura, pertenece a otros, no tiene nada mío y tendrá una familia maravillosa». Y el bebé va a vivir y sentir toda esta angustia, no lo olvidemos!

Para poder soportar esto las clínicas proporcionan a estas mujeres “grupos de apoyo” y “asistencia psicológica”. En realidad las mujeres son adiestradas sobre qué sentimientos son adecuados y cuáles inaceptables en este negocio de la vida humana.

DIAPOSITIVA 4: Y esta es la realidad de las madres. Esto es lo que no nos quieren mostrar.

Las madres en la gestación subrogada

En el contexto de la economía global, la pobreza y la necesidad económica está haciendo que la maternidad subrogada prospere como una opción para las mujeres más vulnerables.

DIAPOSITIVA 5: Mapa de la explotación reproductiva.

Existen “centros” internacionales de subrogación en todo el mundo, pero especialmente en países con altos índices de pobreza femenina donde las mujeres son fáciles de reclutar debido a su vulnerabilidad socioeconómica.

Los compradores proceden de países desarrollados y occidentales, EE.UU, Europa, Japón, donde generalmente la subrogación comercial está prohibida, aunque se permita la altruista y las madres pertenecen a países empobrecidos o con grandes cotas de desigualdad social.

Los destinos más frecuentes de la maternidad comercial son India, Tailandia, Ucrania, Rusia, Kazajistán, Georgia, Nepal, Camboya, algunos estados de Estados Unidos (como Florida y California) y Grecia desde el año 2014.

Entre los países europeos que prohíben expresamente los vientres de alquiler se encuentran España, Francia, Italia, Alemania, Suiza y Suecia.

Mientras que en España estamos inmersos desde hace poco más de un año en una campaña política a favor de su regulación, en Suecia, tras un intenso debate social se prohibió en 2016.

Otros países también han revisado sus legislaciones haciéndolas más restrictivas para los extranjeros en general (Tailandia, México), o restringiendo la práctica a los extranjeros en cuyos países de origen se prohíbe la maternidad subrogada (India).

¿Cuál es la realidad de estas mujeres?

La mayoría de las mujeres lo hacen porque necesitan dinero para subsistir, para pagar la comida, el alquiler, la hipoteca, un seguro médico o hacer frente a deudas y proporcionar a sus hijos e hijas estudios, bienestar y cuidados.

El perfil es de mujeres de entre 25 y 35 años que, como digo, ya han tenido hijos de sus parejas.

A nivel global, la mayoría de las mujeres sometidas a esta práctica ganan justo por encima de la línea de pobreza, y menos del 4% de ellas tienen educación universitaria.

Más del 40% de las madres están desempleadas, reciben ayudas sociales o ambas.

Dependiendo del país, comprar un bebé producto de un vientre de alquiler oscila entre los 30.000 y los 200.000 euros, más barato cuanto más pobre sea el país de la madre de la criatura. La compensación económica de la madre no llega al 20% de esta cantidad.

La mayoría del dinero que pagan los clientes se lo quedan las agencias intermediarias, los abogados y las clínicas para pagar los viajes, el asesoramiento legal, la estancia de la pareja y los tratamientos de reproducción asistida.

En concreto, por este «trabajo» las madres reciben una «compensación» que varía de los 2.500 € por ejemplo en India, a los 40.000 que puede recibir una gestante en EE.UU.

Hagamos cuentas:

Un embarazo dura 280 días o lo que es lo mismo, 6.720 horas. Por lo que una madre recibe en el peor de los casos 0.37 euros por hora y en el mejor de los casos 5.94 euros por hora. No parece un «trabajo» muy lucrativo.

Y a pesar de esto se estima que la cifra de negocio de la gestación subrogada a nivel global se sitúa en los 6.000 millones de dólares anuales. Las madres gestantes sólo perciben el 0,9% del total del negocio internacional de los vientres de alquiler. Por este motivo puede hablarse de proxenetismo reproductivo.

Una curiosidad, el primer caso conocido de una mujer española que fue vientre de alquiler se dio en 2014. Esta mujer, que se sometió a la práctica en Ucrania, donde vivió durante 9 meses alejada de su familia, sola en un piso, recibió de compensación 18.000 euros más los gastos, lo que supone 2.67€ la hora. Afirma que se prestó a esto porque su familia pasaba por problemas económicos y fue muy duro para ella vivir casi un año alejada de su familia.

Las criaturas: ¿Por qué existo? Existo porque alguien pagó por mí

DIAPOSITIVA 6: ¿Dónde estabas, Madre, cuando los Padres decidieron que otros seres humanos que no eran ellos mismos se podían trasladar, exponer, vender, alquilar, prestar y hasta matar? Victoria Sau. La obra se llama VIDA  y es de Ana Álvarez-Errecalde. Forma parte de su nuevo y magnífico trabajo: Object-ivity. Tomada del blog de Ibone Olza.

Desde el punto de vista de las criaturas, la pregunta esencial que se plantea es ¿por qué existo? La respuesta que arroja la maternidad comercializada es “Yo existo porque alguien pagó por mí”.

La maternidad subrogada plantea cuestiones éticas particulares en relación a los niños, ya que las criaturas son concebidas como un producto comercial que será comprado y vendido.

¿Qué dice el derecho internacional?

El artículo 7 de la Convención sobre los Derechos del Niño, cada niño tiene derecho a sus padres. La maternidad subrogada, sea pagada o altruista, viola este derecho fundamental.

El artículo 2 del “Protocolo facultativo de la Convención sobre los Derechos del Niño relativo a la venta de niños, la prostitución infantil y la utilización de niños en la pornografía” establece que “por venta de niños se entiende todo acto o transacción en virtud del cual un niño es transferido por una persona o grupo de personas a otra a cambio de remuneración o de cualquier otra retribución”.

Esto significa que la subrogación a los ojos del derecho internacional y de los derechos humanos, facilita la venta de niñas y niños, ya que éstos literalmente existen para cumplir los términos de un contrato comercial.

Y cuando alguien paga cuantiosas sumas de dinero se llega a asumir que no sólo se tiene derecho a recibir el bebé sino que además éste ha de tener unas características concretas y ofrecer ciertas garantías de calidad. No sólo se compran bebés, sino que estos tienen que estar sanos, ser inteligentes y bellos.

Las criaturas están en constante riesgo de ser abandonadas.

DIAPOSITIVA 7: Riesgo de abandono

Por ejemplo, cuando nacen con síndrome de Down, malformaciones o enfermedades congénitas, los compradores suelen abandonar a estas criaturas. También suelen ser descartadas por sus compradores antes de nacer mediante la imposición a las madres de abortos selectivos.

DIAPOSITIVA 8: Catálogo de mujeres

Por este motivo, a las donantes de óvulos y a las madres portadoras se las selecciona cuidadosamente y se pueden elegir a través de catálogos online. Estas mujeres tendrán que pasar por numerosas pruebas y exigencias para garantizar la calidad de las criaturas, cuyo sexo o raza, entre otras características, podrá ser elegido si se desea y se paga.

Esta selección cuidadosa, sin embargo, no tiene lugar con los compradores. Esto implica que a los menores se les niega la tutela institucional de la que gozarían si fuera una adopción internacional (que contempla medidas garantistas, como pruebas de idoneidad o exámenes psicológicos de padres/madres intencionales y análisis del contexto familiar).

Otra cuestión importante se refiere a la identidad y el origen de las criaturas. Existe una fuerte evidencia de que los niños y niñas están profundamente interesados ​​en conocer su historia, en conocer su parentesco.

Sin embargo, en la mayoría de los casos, puede que la criatura que no conozca nunca a su madre. Muchos países, como Ucrania (donde la pareja que encarga el bebé se nombra inmediatamente en el certificado de nacimiento del bebé), no contemplan que los niños y niñas al llegar a la edad adulta puedan conocer su parentesco biológico real.

La división del papel de la madre entre las diferentes mujeres (donante de óvulos, compradora y madre gestante) y el papel de padre (donante de esperma y comprador) y la ocultación de este hecho, viola el derecho de la criatura a conocer su origen e identidad garantizados en el Artículo 7 y 8 de la Convención sobre los Derechos del Niño.

Violación de la salud materna y primal

La gestación subrogada compromete seriamente la salud de las mujeres y los bebés a través de las condiciones de concepción, gestación, parto y postparto impuestas en los contratos.

Antes de abordar los riesgos para la salud de esta práctica, es necesario señalar qué implica la gestación, qué supone el embarazo en la vida de una mujer. Es evidente que muchas de las personas que aceptan como legítima esta práctica no entienden lo que significa gestar y parir una criatura.

La madre no es un contenedor aséptico dentro del cual se desarrolla el feto como si estuviera en una cápsula. La madre es el primer hábitat de la criatura. Entre la madre y la criatura se va a ir gestando el vínculo materno-fetal, cuyo centro neuronal está en el cerebro y que se produce tanto a nivel celular, como en el apego afectivo. La madre y su bebé desarrollan un nexo, una comunicación e intercambio, que tiene una fuerte base biológica desde las primeras semanas de la gestación.

Las investigaciones están confirmado que esa comunicación se da incluso antes de que el embrión se implante en el endometrio y que las gestantes son capaces de variar la genética de su futuro hijo aún cuando el óvulo es de otra mujer, como sucede en los casos de ovodonación.

La psiquiatra perinatal e investigadora Ibone Olza, describe el vínculo materno- fetal como una relación cálida e íntima que se establece entre el bebé y su madre y cumple la función biológica de promover la protección, la supervivencia y, en última instancia, la replicación.

Además, en esta simbiosis entre la madre y la criatura se produce otro hecho fascinante: el microquimerismo fetal. Se trata de un intercambio de células entre la madre y el bebé que hace que algunas células madre de la sangre del feto y la placenta pasen a la circulación de la madre, y algunas células de la madre pasen a la circulación del feto.

Durante el embarazo nuestro cerebro cambia para siempre. El cerebro, a medida que avanza el embarazo, se vuelve cada vez más emocional, las gestantes se vuelven más receptivas con las emociones de los demás y agudizan su intuición. La mujer está en un estado de hipersensibilidad emocional e hipervigilancia, que le permitirá ponerse en el lugar del bebé y ocuparse de sus cuidados.

Este estado hace a la madre más vulnerable, y si las condiciones sociales, culturales y/o personales de la gestante no la acompañan, no la sostienen, y no están en sintonía con este trascendental momento vital, existe un riesgo alto de que se puedan desencadenar los trastornos mentales perinatales que muchas mujeres sufren en el embarazo y el posparto.

Consecuencias de la gestación subrogada para la salud de la mujer

Por un lado tenemos las complicaciones que se pueden asociar en general con todo embarazo: embolias, anemia materna, hemorragias, diabetes gestacional, hipertensión arterial, preeclampia, eclampsia, e incluso muerte.

Además gestar un hijo que genéticamente no es propio supone un mayor riesgo de complicaciones graves como la preeclampsia.

Por otro lado, encontramos toda una serie de riesgos específicos asociados a las condiciones de concepción, gestación y parto impuestas en los contratos de subrogación, que comprometen la salud materna de las gestantes.

  1. La hiperestimulación hormonal necesaria para la preparación del cuerpo de la mujer para mantener el embarazo pueden tener muchos efectos secundarios: dolor, que a veces exige hospitalización, fallo renal, posible infertilidad futura, e incluso la muerte.
  2. La transferencia de múltiples embriones, lo cual está desaconsejado desde el punto de vista médico se hace para aumentar la probabilidad de éxito de embarazo (en india hasta cinco! la legislación en España establece tres como máximo, aunque lo más frecuente es uno solo). Riesgos: aumenta las posibilidades de que se produzcan embarazos múltiples, los cuales se asocian a mayor riesgo de hipertensión, preeclampsia, diabetes gestacional y hemorragia postparto, así como incrementa la posibilidad del uso de intervenciones traumáticas para deshacerse de algún embrión, (cuando los clientes no quieren tener más que uno o quieren dos uno de cada sexo).
  3. Pruebas de amniocentesis para garantizar la integridad genética del gestado. Los riesgos asociados a esta prueba son el dolor, las infecciones, el sangrado y el aborto.
  4. Partos inducidos y/o por cesárea. Se trata de cesáreas que se realizan para facilitar la organización de las clínicas y también para facilitar a los clientes que puedan asistir al parto. Riesgos de las cesáreas están bien documentados: cortes quirúrgicos erróneos a la mujer y al bebé, infección, hemorragias, histerectomía, dolor severo en la zona de la pelvis, o en la cicatriz, muertes maternas relacionadas con la anestesia o con el mismo procedimiento. Las mujeres que han tenido cesáreas tienen más probabilidades de tener problemas para quedar embarazadas de nuevo. Además ésta es una condición que debería tenerse en cuenta para evitar riesgos graves en futuros partos vaginales.
  5. La privación de libertad de la madre y el acceso restringido a la familia para controlar el embarazo. Las madres suelen estar recluidas en residencias de maternidad, quedando aisladas de sus hijos y familia, y de su entorno social.
  6. Se les priva de la libertad de gestionar su propia salud y bienestar, restringiendo sus relaciones sexuales, controlando su alimentación y limitando sus relaciones sociales. El coste de estas restricciones es imposible de cuantificar, pero no es difícil de imaginar que no son las condiciones más adecuadas para un embarazo saludable.
  7. Se priva a la mujer del derecho a la toma de decisiones informada sobre su propio embarazo. Si la mujer desea ejercer su derecho al aborto, y por lo tanto desea terminar con el contrato, no podrá hacerlo. En ese caso tendría que pagar grandes sumas de dinero a los clientes de la subrogación, imposible de afrontar. Tampoco podrá continuar con el embarazo si ella así lo desea, en el caso de que los clientes decidan que la mujer aborte uno o más de sus fetos, cuando por ejemplo, los clientes no quieran ser padres/madres de múltiples, o se detectan anomalías fetales.
  8. La ausencia de seguimiento y atención postparto. Las mujeres no reciben atención ni médica, ni psicológica durante la fase de recuperación postparto la cual suele ser lenta y complicada. A nivel físico, las madres tienen que recuperarse de las cesárea, pero no van a contar con asistencia sanitaria, ni ayuda de algún tipo, regresando a sus familias y comunidades donde ejercen de cabeza de familia y acarrean con la mayor parte de las responsabilidades.
  9. A nivel psicológico, se quedan solas frente al impacto de haber entregado a su criatura. Tendrán que gestionar la lactancia, que puede ser inhibida farmacológicamente, con sus correspondientes consecuencias; o estar incluida dentro del contrato. En este último caso, se incrementa aún más el sufrimiento, ya que la mujer deberá extraerse mecánicamente leche durante unos meses para enviarla a los clientes.

A esto hay que añadir la vuelta al núcleo familiar y comunitario y posiblemente tener que hacer frente al posible estigma social.

Bajo estas condiciones, no es de extrañar que otro de los problemas que pueden sobrevenir a la madre subrogada, con más frecuencia que a otras madres, es la depresión posparto, el estrés postraumático e incluso la psicosis puerperal y el suicidio, pudiendo quedar su salud mental comprometida de por vida.

DIAPOSITIVA 8: Las madres pierden a sus criaturas

Consecuencias para la salud de las criaturas

En el caso de las criaturas, todos los riesgos sobre su salud y repercusiones a largo plazo responden o son consecuencia directa de los contratos de subrogación y de las condiciones materiales, psicológicas, emocionales y tecnológicas que se imponen de manera unidireccional a la madre gestante.

Los riesgos para la salud que hemos mencionado para la madre afectan igualmente a las criaturas:

  1. Embarazos múltiples: pueden resultar en nacimientos prematuros o pretérmino con pesos de nacimiento inferiores al promedio.  Esto implica mayor riesgo de prematuridad, parálisis cerebral, dificultades de aprendizaje, desarrollo lento del lenguaje, dificultades de conducta, enfermedad pulmonar crónica y retrasos en el desarrollo.
  2. Inducción al parto y nacimiento por cesárea: La OMS recomienda que la inducción al parto o los partos por cesárea no se planifiquen antes de las 39 semanas, a menos que se indique médicamente. Los riesgos de las cesáreas para los bebés pueden incluir problemas respiratorios y reducir la bajada de sangre de la placenta al recién nacido al nacer; y a largo plazo, riesgos relacionados con la diabetes infantil, el asma, las sensibilidades alimenticias y las alergias.
  3. La salud física y mental de la madre gestacional también tiene un efecto en el desarrollo de la criatura. Entre las mujeres de países del sur de Asia, por ejemplo, la anemia es común. Los efectos en el bebé a largo plazo de algunas condiciones físicas de la madre, como la nutrición deficiente, son bien conocidos.

Y esto es así porque la ciencia está mostrando como lo que la criatura vive en el embarazo, en el parto y en el primer año de vida deja una huella que durará de por vida y que en muchos aspectos influirá en su salud física y emocional.

El bebé y su cuerpo recuerdan la vida intrauterina. También la vida intrauterina en una madre de alquiler.

Y lo mismo podemos decir del nacimiento: cada vez es mayor la evidencia que demuestra cómo la experiencia de parto nos queda profundamente grabada en la psique y en el cuerpo.

DIAPOSITIVA 10: Las criaturas pierden a las madres

Durante el proceso de parto se libera gran cantidad de oxitocina que es la hormona de la vinculación afectiva o emocional.

La oxitocina facilita los procesos fisiológicos clave en el desarrollo del bebé, durante el embarazo se encarga de fijar firmemente el vínculo entre madre y criatura, promueve los patrones de unión entre la madre y el recién nacido, crea el deseo de contacto adicional, de estar piel con piel con nuestra criatura, de iniciar la lactancia y de enamorarnos a través de las miradas mutuas entre el bebé y la mamá. Además ayuda a la madre a recuperarse después del parto.

Pero lo que es más importante, para el caso que nos ocupa de los vientres de alquiler, es que los estudios muestran que un nivel alto o bajo de oxitocina va a controlar permanentemente la organización de la parte del cerebro del bebé que se encarga de manejar el estrés, lo cual promueve que a la larga los niños desarrollen características de apego seguro o inseguro.

El bebé producto de la gestación subrogada, al igual que todos los bebés lo que espera al nacer es encontrarse con la mujer que le ha gestado y parido y que para él es su única madre. La criatura no sabe de contratos, ni de deseos de adultos, pero si sabe de su propio deseo de cuerpo materno, de piel y leche materna. Sin embargo, lo que se encuentra es que es inmediatamente separado del cuerpo de su madre y entregado a unas personas extrañas. Todo el vínculo y reconocimiento materno-infantil es intencionalmente interrumpido degradando aún más a la mujer y a la criatura.

El estrés de la criatura es máximo cuando se produce esta separación. Ser separado de la madre nada más nacer supone un trauma y una gran pérdida. Para el bebé representa lo mismo que si su madre hubiera muerto durante el parto.

Nils Bergman médico neonatólogo, especialista en neurociencia perinatal afirma que “Lo peor que le puede pasar a un recién nacido es que lo separen de su madre”. La separación madre-bebé después del parto crea un estrés tóxico que provoca cambios hormonales, metabólicos y cognitivos que afectan a la salud de las criaturas.

Muchos de los niñxs que han sido adoptados sufrieron esas separaciones tempranas y traumáticas de la madre lo que a veces favorece trastornos del vínculo o alteraciones muy graves de la conducta en la infancia o adolescencia que pueden ser muy difíciles de tratar y precisan años de terapias.

Así que en relación a las criaturas, la maternidad subrogada implica una violación intencionada del derecho de los bebés a la salud primal. Los bebés son concebidos, gestados y paridos bajo unas circunstancias y mediante unos procedimientos que pueden tener graves consecuencias sobre su salud física y mental. Y al ser separados de su madre para satisfacer los deseos de paternidad/maternidad genética de terceros, son heridos en los más profundo de su ser y convertidos en un producto comercial.

Finalizo ya. Se puede estar en contra de los vientres de alquiler desde muchas perspectivas.

Para mi ser feminista significa que no se pueden cerrar los ojos ante los profundos rasgos patriarcales de esta industria. A través de la subrogación la maternidad se convierte en desechable mientras la paternidad se vuelve sagrada. La subrogación explota la madre y luego la expulsa. Quien habla de maternidad subrogada como expresión de autonomía y libertad de la mujer no quiere reconocer que los contratos anulan justamente esa autonomía y soberanía sobre el propio cuerpo.

Por todo lo dicho hasta ahora, yo digo que la maternidad subrogada no existe. Lo que existe es trata de bebés a través de la explotación sexual reproductiva de las mujeres.

Esta práctica es pura violencia contra las mujeres y las criaturas y las somete a unas condiciones de concepción, gestación, parto y lactancia que atentan contra la dignidad, la salud materna y primal y en definitiva, nuestros derechos humanos, abriendo la puerta a un mundo en el que la vida humana está en venta.

Referencias: