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Terroristas de la fertilidad

Ana Trejo Pulido IG y TW @anatrejopulido


 

¡De los creadores de las mujeres trans son mujeres, dime de qué género eres, ¿cómo fluyes hoy, cari?el sexo es un constructo cultural, los hombres también gestan y amamantan; de los creadores de personas menstruantes, útero portantes, vulva portantes… mi portadora gestacional, mi surrogate; o cuando pensábamos que no podíamos con más misoginia, los no-hombres!  Llega otro concepto fake, que no es más que una MENTIRA de toda la vida, acorde con los tiempos transgeneristas, transhumanistas, acorde con los tiempos de la transverdad, que nos asfixian a las mujeres: la infertilidad social.

Ayer supimos gracias a las compañeras de Contra el Borrado de las Mujeres, de la aprobación en California de un proyecto que reconoce este peligroso concepto:


En este artículo os explico qué es esto de la infertilidad social, de donde viene esta invención patriarcal y quien está detrás. Nombra quien tiene el poder, ya lo explica maravillosamente bien Gerda Lerner. 

El lobby de compradores de bebés y el invento de los “derechos reproductivos”.

Tanto a nivel estatal, en España, como a nivel internacional, encontramos asociaciones de personas que reclaman su supuesto derecho a tener descendencia, a costa de la utilización de los cuerpos de las mujeres y la compra de bebés recién nacidos.

Sin embargo, el derecho internacional no prevé un “derecho a tener un hijo”, ya que las hijas e hijos no son bienes o servicios que el estado pueda garantizar o suministrar, sino seres humanos titulares de derechos que la subrogación vulnera.

Son Nuestros Hijos en España, Men Having Babies o Growing Families a nivel internacional; son algunas de estas ONG, puestas en marcha, principalmente, por activistas gais, con el objetivo de:

  • presionar a los gobiernospara que la explotación de mujeres con fines reproductivos a través de la subrogación, tanto en su versión comercial, como en la denominada “altruista”, se legalice en todo el mundo;
  • generar una opinión pública favorableante la subrogación;
  • ofrecer información sobre los países a los que acudir, agencias, clínicas de fertilidad;
  • sí como proporcionar asesoramiento, apoyo financiero o servicios legalesa los compradores de bebés en potencia.

Estas organizaciones tienen mucho poder. Con el pretexto de la exigencia legítima de no ser discriminados por su orientación sexual, se han pasado de rosca, exigiendo como derechos, lo que no supone más que un tremendo abuso sobre la mitad de la población que representamos las mujeres. Y la izquierda política, o lo que quede de ella, por cobardía, por miedo a ser tachados de homófobos, por misoginia y por ausencia de análisis crítico feminista, ha comprado todos estos reclamos como legítimos.

En España, tenemos la desgracia, de que la presión ejercida por la Asociación Son Nuestros Hijos, inicialmente formada solo por parejas gais, consiguiera que el gobierno de España aprobara la instrucción del 2010 de la DGNR, que supone una legalización de facto de esta práctica teóricamente prohibida en nuestro país. El impulso político de esta iniciativa vino de activistas por los derechos LGTBI, como Pedro Zerolo o Francisco Polo, del PSOE, y de activistas como Beatriz Gimeno, ex directora del Instituto de la Mujer, quien cambió el nombre del organismo por el de las Mujeres, para incluir a todo quisqui y no ofender a nadie, logrando vilipendiarnos, otra vez, a las mujeres, en un Ministerio, el de Irene Montero, que se ha subido al carro de aceptar el violento delirio colonizador y asimilador de los hombres, provocando el mayor tsunami de misoginia de las últimas décadas en nuestro país.

En un post publicado en su web el 11 de septiembre de 2011, Son Nuestros Hijos celebraba así la instrucción [5]:

Antonio Vila Coro, fundador de la asociación Son Nuestros Hijos, declaraba en un artículo publicado en El Diario, que “En el momento en que hay una masa de personas LGTBI para las que es necesario acudir a esta práctica para cumplir sus deseos de ser padres, es claramente una demanda” del movimiento LGTBI. [6]

En 2016, COGAM, colectivo LGTBI de Madrid, inició una campaña para promover la legalización de la explotación reproductiva en España, a la que se adhirieron veinticinco entidades de ámbito estatal y autonómico, configurándose la Plataforma Estatal LGTB a favor de la regularización de la gestación subrogada en España[7]. Colectivos como la Fundación Triángulo, la Asociación de Familias Homoparentales LGTBI Galehi o la Red de Asociaciones de Familias LGTBIQ de Europa (NELFA) apuestan claramente por la regulación de la práctica en nuestro país y dan mucho castigo.[8]

 

LA PLATAFORMA ESTATAL LGTB PIDE REGULAR LA GESTACIÓN SUBROGADA

Veréis como de aquí a nada estas organizaciones españolas se ponen a llorar con el tema de la infertilidad social. ¿Aceptarán los supuestos partidos de izquierda del estado español el reto de enfrentarse a esta patraña patriarcal o se lo dejará a la ultraderecha para desgracia de toda la sociedad? Malos antecedentes tenemos con el tema del velo islámico, o las leyes de autodeterminación del sexo, o la postura tibia o hipócrita, ante la gestación subrogada. Ahí estaremos siempre las feministas y los partidos políticos liderados por ellas. 

¿Qué es esto de la infertilidad social? 

En los últimos años, algunos académicos, activistas y médicos han comenzado a instar a los legisladores a adoptar una definición más amplia de infertilidad que incluya a cualquier persona que, durante un período de doce meses, posee la “intención” de concebir, pero no puede “debido a limitaciones sociales o fisiológicas”[9].

En los Estados Unidos o Israel, el movimiento “Fertility rights” impulsado por colectivos de parejas homosexuales, lleva tiempo luchando y presionando a sus gobiernos para que contemplen la subrogación al mismo nivel que el matrimonio entre personas del mismo sexo y reclaman que la biología no sea un impedimento para tener hijos propios sin que medie una mujer[9], aunque esto sea biológicamente imposible. Estas personas argumentan que padecen de infertilidad porque esta no es solo fisiológica, sino que también es posible sufrir de “infertilidad social”.

La lucha por la igualdad en la fertilidad: primera batalla ganada.

En julio de 2020, The New York Times publicó un artículo que fue crucial para entender lo que se nos venía encima a las mujeres y del que informé en su momento en la página de Facebook de Stop Vientres de Alquiler. Se hacía eco de lo que denominó “movimiento” por la lucha del reconocimiento de la infertilidad social.  Tres años más tarde, asistimos a la consolidación jurídica de este concepto en California y desde ahí, tratará de expandirse al resto del mundo sin demora.

 

El reportaje, totalmente adscrito a las peticiones del lobby pro Fertility Rights, es una oda misógina, que presenta la paternidad como un derecho que debe ser incluido en los sistemas de salud y en los seguros privados de Estados Unidos, para que todas las personas puedan comprarse un bebé, a costa de la explotación de las mujeres, sobre el falaz argumento de la igualdad en la fertilidad y la justicia social y económica. 

Admitir la categoría de infertilidad social proporciona a los hombres, que evidentemente son biológicamente incapaces de gestar y parir bebés por sí mismos; los mecanismos legales y médicos para hacerlo a costa de utilizar a mujeres como un “tratamiento de reproducción asistida” que daría respuesta a sus pretendidos problemas de infertilidad. Por lo tanto, ya no hablamos de deseos, sino de problemas de salud que deben ser resueltos, porque la salud es un derecho humano, queridas. Dan todas las vueltas diálecticas que hagan falta para defender lo indefendible.

Lo que piden estos activistas es que las compañías de seguros cubran los procedimientos reproductivos, como la extracción de esperma, la donación de óvulos y la creación de embriones para todos los futuros padres, incluidas las parejas homosexuales que utilizan madres de alquiler, las transferencias de embriones y las tarifas de la subrogación.

Evidentemente, la capacidad reproductiva de las mujeres, no nos convierte en un tratamiento de reproducción asistida para terceros, y la exigencia a usar por derecho nuestros cuerpos reproductivos es ética y moralmente inaceptable, venga de quien venga, ya sean parejas heterosexuales, homosexuales o personas solas, que, por cierto, en su mayoría son hombres.

Los defensores de todo esto se denominan así mismos “activistas por la igualdad en la fertilidad”, presionan para que “se extienda la igualdad hasta sus últimas y lógicas consecuencias”, “reconocen las barreras que enfrentan las personas LGTB para formar familias” y defienden su causa como una cuestión de “justicia social y económica”. 

¿Pero qué igualdad, qué justicia social y económica es esta? ¿Cómo se pueden manipular así los conceptos? 

Realmente lo que están diciendo es que la capacidad biológica de las mujeres de gestar y parir ha de estar siempre controlada y al servicio de los deseos masculinos. Nada nuevo bajo el sol.

¿Qué entienden estos grupos privilegiados, clasistas, racistas, elitistas, egoístas y machistas por justicia social y económica? Porque la realidad de la explotación reproductiva es que siempre, siempre, siempre, los bebés que compran son gestados y paridos por mujeres que son más vulnerables y empobrecidas que ellos. Son hijos e hijas de mujeres racializadas o extranjeras, de clases sociales inferiores a la de los compradores, que suelen ser más jóvenes, tener menor nivel educativo y de renta que ellos, y que viven en países empobrecidos, o en barrios de clase trabajadora.

La justicia social y económica, desde luego, no tiene nada que ver con la compra de seres humanos a mujeres empobrecidas.

No hay igualdad sin justicia social y no hay justicia social sin justicia sexual, que es la justicia que necesitamos las mujeres.

No hay igualdad que valga, si las mujeres y sus hijas e hijos son susceptibles de ser cosificados, despojados de su condición de sujetos de derecho y convertidos en bienes mercantiles, como ocurre con la madre y el bebé en los acuerdos de subrogación, ya sean estos comerciales o «altruistas». Y esto es algo que los partidos políticos españoles que se están planteando legislar esta aberración con garantías y teóricamente respetando los derechos fundamentales de las partes implicadas, deben comprender. No hay subrogación ética. No hay defensa de los derechos humanos fuera del marco de los derechos humanos. La subrogación siempre es explotación reproductiva porque en su propia naturaleza es violencia reproductiva y violencia infantil. Son embarazos forzados por las circunstancias sociales, económicas, culturales, religiosas, psicológicas que viven estas mujeres. Y esto es políticamente intolerable en cualquier democracia. Y desde el punto de visto de la bioética, no existe ni una sola razón médica para someter a una mujer sana a una FIV que no necesita para ella misma y convertirla en una tratamiento de reproducción asistida para terceros.

Los reclamos del movimiento pro fertility rights llegarán a España, no tengo ninguna duda. Estos supuestos activistas no defienden nada más que sus caprichos. No son activistas pro fertilidad, son, en realidad, terroristas de la fertilidad, y las bombas ideológicas, políticas, materiales y simbólicas nos las ponen a las mujeres. Y estamos hasta los ovarios, muy hartas.


Referencias

[1]Véase Asamblea General de Naciones Unidas, (2018)“Informe de la Relatora Especial…” Op.cit., p.:18.

[2] Véase Son Nuestros Hijos: http://www.sonnuestroshijos.com/

[3] Véase Men Having Babies: https://www.menhavingbabies.org/

[4] Véase Growing Families: https://www.growingfamilies.org/

[5] Son Nuestros Hijos. (2011). !Lo hemos conseguido! Recuperado de Son Nuestros Hijos website: http://www.sonnuestroshijos.com/lo-hemos-conseguido/

[6] Véase, Borraz, M. (2019). Ciudadanos reivindica la gestación subrogada como un derecho LGTBI, pero ¿es una demanda del colectivo? Recuperado de El Diario.es: https://www.eldiario.es/sociedad/ciudadanos-reivindica-gestacion-subrogada-lgtbi_1_1436895.html

[7] Véase, Son Nuestros Hijos. (2016). La plataforma estatal LGTB pide regular la gestación subrogada. Recuperado de Son Nuestros Hijos website: http://www.sonnuestroshijos.com/la-plataforma-estatal-lgtb-pide-regular-la-gestacion-subrogada/

[8] Borraz, M. (2019). Op. cit.

[9] Men Having Babies. (s/f). “Fertility Equality Movement Gets Boost From The New York Times”.  Men Having Babies https://menhavingbabies.org/surrogacy-resources/blog/user-view/post.php?permalink=fertility-equality-movement-gets-boost-from-nytimes

[9] Sussman, Anna Louie. (2019). “The Case for Redefining Infertility”. The New Yorker. https://www.newyorker.com/culture/annals-of-inquiry/the-case-for-social-infertility

[11] Men Having Babies. (s/f). “Fertility Equality…” Op.cit.

 

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