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Familias diversas sí, pero libres de explotación reproductiva.

Por Ana Trejo Pulido, creadora de Stop Vientres de Alquiler


Recepción de bienvenida a compradores homosexuales israelíes que regresan de Tailandia.

Cada vez que en Stop Vientres de Alquiler publicamos un post aludiendo al colectivo gay, bien denunciando a las personas homosexuales que reclaman su derecho a comprar hijos/as a través de la subrogación; o afirmando que dichas parejas están siendo utilizadas por la industria tecno reproductiva como reclamo comercial e insistiendo en que los vientres de alquiler no son ningún derecho LGTBI como manifestaba ayer nuestra compañera Vanesa Rodríguez, encontramos algunos comentarios «recordándonos» que la mayoría de compradores son parejas heterosexuales, como si no lo supiéramos, y que por lo tanto, no entienden estos posts que aluden directamente al colectivo LGBTI, o aquellos en los que mostramos fotos de compradores gays; como si denunciar que las parejas gays están comprando bebés y exigiendo un pretendido derecho a acceder al cuerpo reproductivo de las mujeres, negara u ocultara que las parejas heterosexuales también lo hacen. Por otro lado, presuponer la heterosexualidad de todas las integrantes de Stop Vientres de Alquiler y negarnos el derecho a hablar libremente del colectivo porque no somos del colectivo, es realmente prejuicioso y excluyente. Y en cualquier caso, heterosexuales o Lesbianas, nosotras hablamos de lo que nos da la gana.

Nosotras desde Stop Vientres de Alquiler denunciamos la explotación reproductiva SIEMPRE, independientemente de la orientación sexual de las personas que deciden que sus deseos son más importantes que los derechos humanos de los bebés y de sus madres; mujeres vulnerables de todo el mundo que siempre son más pobres, tienen menos nivel educativo y menos recursos que las personas que pagan por un bebé. Pero no se puede ocultar con mentiras, tergiversaciones y falsas acusaciones de homofobia lo que es una evidencia y es que el lobby gay está ejerciendo una presión inmensa en todo el mundo para legalizar la explotación reproductiva de mujeres y el mercado de bebés a la carta.

Hay que recordar que a nivel mundial el 40% de los compradores son parejas gays, y que la “gestación subrogada” es un reclamo de buena parte del colectivo LGTBI como veremos en este post.

Empecemos por España. Según las estimaciones aportadas por las asociaciones de compradores como Son Nuestros Hijos, a España llegarían más de 1.000 bebés al año nacidos de la explotación reproductiva de mujeres pobres. Sin embargo, según los datos proporcionados por el Ministerio de Asuntos Exteriores, Unión Europea y Cooperación a través del Portal de Transparencia a solicitud personal realizada en marzo de 2021, entre 2010 y 2020 se recibieron en los consulados españoles 2.856 solicitudes de inscripción de menores nacidos vía explotación reproductiva. La cifra real podría ser ligeramente superior porque según declaraciones realizadas en el Congreso de los Diputados por el Director General de Registros y Notariado en 2017, no se puede saber a ciencia cierta el número total de bebés comprados, ya que se dan casos en los que los compradores se presentan en el consulado con una resolución de adopción internacional, aunque todo apunta a que en realidad se trata de casos encubiertos de gestación subrogada. Es incomprensible que existiendo esta sospecha nadie investigue un asunto tan grave.

De estos 2.856 bebés, el 65,02% (1.857 bebés) fueron comprados por parejas heterosexuales, el 22,86% (653 bebés) por parejas homosexuales y el 12,11% (346 bebés) por personas solas. No sería descabellado inferir que del grupo personas solas un gran porcentaje son hombres y alguno habrá gay ¿no?

En cuanto a la procedencia de los bebés, el 43,7% (1.249 bebés) fueron comprados en Estados Unidos y un 43,21% (1.234 bebés) en Ucrania. El resto de los bebés, un 13% proceden de India (97 bebés), Canadá (75 bebés), Turquía (53 bebés), México (50 bebés) o Tailandia (3 bebés) entre otros. Mientras que el cien por cien de los bebés procedentes de Ucrania fueron comprados por parejas heterosexuales; en Estados Unidos encontramos que el 41,31% de los compradores son parejas homosexuales, el 34,91% parejas heterosexuales y el 23,78% personas solas.

Todos estos bebés fueron arrancados de los cuerpos recién paridos de sus madres (quienes posiblemente tuvieron que hacer frente en soledad a la recuperación de una cesárea y a depresión postparto) por personas que independientemente de su orientación sexual, son #malagente como afirma Nuria González en su último libro «Vientres de alquiler. La mala gente». Y esta maldad es magistralmente analizada por mi compañera Inma Guillem en un artículo que hay que leer sí o sí: «De la banalidad del mal de Arendt a la tiranía del deseo de Guerra Palmero».

Desde luego, no será por falta de argumentos, datos, fuentes y recursos. Así que ahora voy a poner una foto de las que suelen molestar…. «¿porque no ponéis una de heterosexuales que son la mayoría?» Porque las ponemos otras veces. Punto.

Sigamos. En todo el mundo han proliferado ONGs muy potentes, principalmente integradas por parejas homosexuales, como Son Nuestros Hijos en España, Men Having Babies y Growing Families a nivel internacional; cuyo objetivo es presionar a los gobiernos para que la explotación de mujeres con fines reproductivos a través de la subrogación, tanto en su versión comercial, como en su versión supuestamente “altruista”, se legalice en todo el mundo; generar una opinión pública favorable ante la subrogación; ofrecer información sobre agencias y clínicas; así como proporcionar asesoramiento, apoyo financiero o servicios legales a las personas interesadas.

Mi compañera Teresa Domínguez tiene varios artículos magníficos explicando cómo funcionan estas ONGs, los objetivos concretos que tienen y sus estrategias:

En España la presión de la Asociación Son Nuestros Hijos, inicialmente formada solo por parejas gays, consiguió que el gobierno de España aprobara la instrucción del 2010 que permite la inscripción de los bebés nacidos de esta manera y que supone una legalización de facto de esta práctica.

Antonio Vila Coro, fundador de la asociación afirma que «En el momento en que hay una masa de personas LGTBI para las que es necesario acudir a esta práctica para cumplir sus deseos de ser padres, es claramente una demanda” del movimiento LGTBI, aunque otras asociaciones del colectivo no están de acuerdo con esta afirmación.

Sin embargo, hay que recordar que en 2016 el colectivo LGTBI de Madrid COGAM, inició una campaña para promover la legalización de la explotación reproductiva en España a la que se adhirieron 25 entidades de ámbito estatal y autonómico configurándose la Plataforma Estatal LGTB a favor de la regularización de la gestación subrogada en España. Colectivos como la Fundación Triángulo, la Asociación de Familias Homoparentales LGTBI Galehi o la Red de Asociaciones de Familias LGTBIQ de Europa (NELFA) apuestan claramente por la regulación de la práctica.

En EE. UU o Israel el movimiento «Fertility-rights» impulsado por colectivos de parejas homosexuales, lleva tiempo luchando y presionando a sus gobiernos para que contemplen la subrogación al mismo nivel que el matrimonio entre personas del mismo sexo y que la biología no sea un impedimento para tener hijos propios sin que medie una mujer. Argumentan que la infertilidad no es solo fisiológica y que también es posible sufrir de “infertilidad social”.

En los últimos años algunos académicos, activistas y médicos han comenzado a instar a los legisladores a adoptar una definición más amplia de infertilidad que incluya a cualquier persona que, durante un período de doce meses, posee la «intención» de concebir, pero no puede «debido a limitaciones sociales o fisiológicas». Admitir la categoría de “infertilidad social” proporcionaría a los hombres, que evidentemente son biológicamente incapaces de gestar y parir bebés por sí mismos; los mecanismos legales y médicos para hacerlo a costa de utilizar a mujeres como un “tratamiento de reproducción asistida” que solucionarían sus pretendidos problemas de “infertilidad social”. Lo que piden estos activistas es que las compañías de seguros cubran los procedimientos reproductivos como la extracción de esperma, la donación de óvulos y la creación de embriones para todos los futuros padres, incluidas las parejas homosexuales que utilizan madres de alquiler, las transferencias de embriones y las tarifas de la subrogación.

Evidentemente, la capacidad reproductiva de las mujeres, no las convierte en un tratamiento de reproducción asistida para terceros, y la exigencia a usar por derecho los cuerpos reproductivos de las mujeres es ética y moralmente inaceptable venga de quien venga, ya sean parejas heterosexuales, homosexuales o personas solas, que por cierto, en su mayoría son hombres, independientemente de su orientación sexual.

Así que lo cierto es que no podemos ignorar que el lobby gay está ejerciendo una poderosa presión para que esta práctica se legalice en todo el mundo y esto no lo podemos endulzar de ninguna de las maneras. Desde Stop Vientres de Alquiler, desde luego, no vamos a dejar de denunciarlo.

Para finalizar, recordar a las personas que siempre critican nuestros post donde hablamos de los compradores homosexuales dando a entender que somos homófobas, que hemos sido principalmente las mujeres feministas las que más hemos ayudado al colectivo LGBTI en su legítima lucha por el reconocimiento de su derecho al matrimonio, la acogida o la adopción, igualándolo al resto de la ciudadanía, sin embargo, buena parte del colectivo, tanto en este tema de los vientres de alquiler, como en el tema de las leyes de autoidentificación nos han clavado un puñal por la espalda. En cualquier caso, las feministas somos de espaldas anchas y tenemos más vidas que un gato, así que seguiremos defendiendo nuestros derechos frente a cualquiera que quiera arrebatárnoslos.


Tenéis todas las fuentes de información que he utilizado para elaborar este post y mucha más información y recursos en mi ebook: “En el nombre del padre: Explotación de mujeres con fines reproductivos y venta de bebés recién nacidos”.

Fuentes en Capítulo 2: «Los Compradores de bebés» y Capítulo 4: «Los Estados proxenetas y los Estados cómplices».

¡Descarga libremente, lee y si te gusta comparte, así me ayudas a poner en valor mi trabajo!

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